Cuando hablamos de la palabra
“Salsa” la RAE dice lo siguiente: “Composición o mezcla de varias sustancias
comestibles desleídas, que se hace para aderezar o condimentar la comida”.
Suaves, picantes, frías,
calientes, dulces, agrias y ahumadas… la cantidad de salsas que podemos
encontrar en la cocina actual, es casi tan amplia como la variedad de platos.
Desde hace siglos se han usado bien para realzar o tapar el sabor de
determinados alimentos, suavizar o endurecer texturas, potenciar aromas,
ejercer de contraste, etc. Tanto es así que muchos platos deben su nombre más a
ese aderezo que al resto de ingredientes en sí.
El origen de la palabra salsa hay
que buscarlo en el latín y significa sazonado con sal. Los romanos y los
griegos ya usaban el garum en sus comidas: una especie de jugo hecho a base de
intestinos y vísceras de pescados, puestos en salmuera con hierbas aromáticas.
En toda la vertiente mediterránea
son muy utilizadas para acompañar todo tipo de platos. De hecho las hierbas
aromáticas, ya sean frescas o secas, han
desempeñado un papel especial, al ser fundamentales en casi todas las
elaboraciones de salsas, dándoles ese toque tan fresco y aromático que aportan.
En este caso vamos a construir
una salsa con una base de ajo. Ahora bien, para restar potencia a este ingrediente
tan musculoso, lo vamos a trabajar de una forma muy peculiar. Lo vamos a asar a
la brasa y a la vez lo vamos a ahumar. Así lograremos una pasta de ajo con un
sabor ahumado y una textura muy suave. Vamos a empezar por describir los
ingredientes que vamos a utilizar.
Ingredientes:
3/4 de litro de aceite de
oliva suave
10 cabezas de ajo rojo
4 cucharadas soperas de mezcla
de pimientas y semillas de cilantro
1 cucharada de postre de
semillas de comino
1 cucharada de postre de ralladura
de nuez moscada
1 cucharada de postre de
jengibre en polvo
2 cucharadas de sal
Corteza de un limón
Un ramillete de tomillo fresco
5 trozos de tomates
deshidratados
Elaboración:
Para comenzar con la
elaboración de la salsa de ajo, deberemos de disponer de un sistema de brasa
con tapa, ya que vamos a ahumar y asar los ajos a la vez, yo utilicé un Kamado. Trabajaremos con cocción
indirecta y a ser posible utilizaremos un carbón de encina de calidad. Además de
unos trozos de madera de roble, la cual nos aportará el toque de ahumado justo
para que nuestros ajos tengan una potencia de humo apropiada.
Ya preparado todo lo
necesario, cortamos las puntas de las cabezas de los ajos y las asamos
añadiendo aceite de oliva por la parte del corte. Las ahumaremos con madera de
roble durante 10 minutos. Una vez asados sacaremos su carne y reservamos en un
bol.
Por otro lado habremos puesto
los tomates secos a hidratar en agua tibia durante unos minutos, sacamos y
reservamos
Cogeremos un cazo y aprovechando el calor de la brasas donde
hemos asado los ajos, tostaremos durante
un instante la mezcla de pimientas y el
comino, tostamos hasta que comencemos a oler los aceites de las mismas, reservamos.
Una vez hemos terminado con
las especias, en un cazo colocamos el aceite y lo llevamos al fuego, allí infusionaremos
el tomillo y las pieles del limón en el aceite durante unos minutos.
Ya con el aceite fueras del
fuego añadimos las pimientas y el comino que teníamos reservadas, también añadimos
la carne de ajo, los tomates, el jengibre, la nuez moscada, la sal y el agua de
los tomates. Lo dejaremos todo reposar 10/12 h. Una vez pasado ese tiempo,
sacaremos las pieles del limón, el tomillo y trituraremos el resto de la
mezcla. Terminamos pasando por un chino. Y ya tendremos lista una salsa de ajo
asado con un sabor especial y un ligero punto picante, que podremos utilizar
para nuestras carnes o verduras hechas a
la brasa.
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